¿Has sentido que cuando no puede irte más mal, te va peor? Deseas, pides e imploras a tu Dios personal que por favor te saque de ese hundimiento, de ese sufrimiento, donde estás llorando y sudando sangre. Sientes que sólo hay dos alternativas: o continuas luchando pese a que ya no tienes fuerzas, o te das por vencido mandando todo a la "mierda", a ti, a tu familia, a tus amigos, a tus hijos, a tu trabajo, ¡todo!
Llegas a la cumbre del dolor y pronto, la tranquilidad llega a tu alma, tu vida vuelve obtener armonía. Das gracias por seguir vivo. Agradeces por haberte sacado del atolladero. Prosigues con tu vida cotidiana, normal y feliz; vuelves a abrazar toda esa gente que había rechazado o negado, te reconcilias hasta contigo mismo. Todo es paz. Entonces, de un segundo a otro llega a ti otro conflicto, que te hiere, que resquebraja tu espíritu, lloras, pataleas, odias, quieres morir de nuevo... ¿Un círculo vicioso? Yo diría: LA VIDA MISMA.
La vida es como subirte a la montaña rusa, bajarte, formarte en la fila de espera y volver a subir. La vida es totalmente vertiginosa, te remueve las entrañas, te estruja, te desangra, te sacude el cerebro, lo que más quieres es bajarte de ese tren, porque sólo recibes golpes emocionales sin mencionar los físicos, y de pronto todo lo malo se disipa y vives con lo más anhelado, amor, cariño, familia, trabajo, disfrutas de ti mismo y de los que te quieren, es decir, la felicidad plena, entonces la vida te empieza a quitar lo que más quieres poco a poco y una vez más empieza el viaje sobre la montaña rusa.
Pues el director y escritor de WHIPLASH, Damien Chazelle nos entrega esta metáfora de la vida misma. Es una historia que desde el primer segundo te toma sin soltarte para nada, a veces la película te sacude, a veces te daña, a veces te alivia, te apapacha, pero también es cruel contigo, pero te premia, como es la vida de cualquiera. Todo esto a través de la música de Jazz, un baterista novel y un estricto profesor de música.
Andrew (MILES TELLER), estudiante de música en la academia Scheffler, añora por sobre todas la cosas, ser el mejor baterista del mundo, ser reconocido, ser admirado por cualquier persona, desea que todo mundo recurra a él, prefiere renunciar a toda posibilidad de relacionarse con otras personas, todo para entregarse con totalidad a la música. En su casa lo menosprecian porque ¿qué aspiraciones y frutos puede cosechar un pobre músico de jazz?
Fletcher (J.K. SIMMONS) es un afamado músico y director de orquestas de jazz, también imparte clases en Scheffler, tiene fama de ser el más estricto de todos, pero también el más codiciado, muchos estudiantes quisieran ser descubiertos por él y ponerse en sus manos, porque saben que el resultado de estudiar con sus exigencias, duras y dolorosas, será el de ser el mejor sobre todos los mejores en el mundo de ese género musical, del mundo. Además, en contradicción sí escucha a sus alumnos, sabe ser amigo, o al menos compañero, consuela y te alienta, tiene buenos sentimientos; lo que nadie sabe es que estas inofensivas fases personales se convierten en lo peor de cada alumno cuando Fletcher lo usa como instrumentos para atacar y humillar, como quien dice "les voltea la tortilla"
Fletcher, un día escucha a Andrew tocar la batería, le parece que tiene potencial y le da oportunidad de pertenecer a su clase. A partir de aquí cambia radicalmente su vida, pero la pregunta es ¿para bien o para mal? La relación maestro-alumno que entablan de amor-odio daña poco a poco la integridad del joven, tanto que se olvida de sí mismo, su ambición por ser alguien en la vida lo desestabiliza, tan así, que no le importa ser sometido, humillado, sobajado, herido, pateado, sangrado, por su mentor. Fletcher, en ningún momento se toca el corazón en el trato a sus pupilos, y pensándolo bien, no tiene por qué ser blando, si sus exigencias, su prepotencia, su negligencia su descaro y maltrato tienen una razón de ser.
Es así entonces, que todos somos Andrew y la vida de todos se llama Fletcher. Como el muchacho, todos luchamos, peleamos, nos esforzamos, perseveramos por salir adelante a pesar de los problemas, aunque "nos llueva sobre mojado" pero seguimos en pie de guerra, aunque quisiéramos claudicar, porque cada ser humano recorreremos ese Fletcher que a veces nos mimará, pero cuando menos lo pensemos, nos propinará tremenda bofetada que nos marca toda la vida.
Otra pregunta ¿qué tan fuertes somos para enfrentar la vida? ¿estamos dispuestos a seguir confrontando las tristezas, el dolor y el odio que nos dan a nuestro alrededor a pesar de que estemos cansados de ello, o simplemente nos rendimos y le damos la espalda a la vida? La respuesta está sólo en tu fortaleza.
WHIPLASH, MÚSICA Y OBSESIÓN
(WHIPLASH)
DIRIGE: DAMIEN CHAZELLE
GUIÓN: DAMIEN CHAZELLE
CON: MILES TELLER, J.K. SIMMONS
PRODUCE: BOLD FILMS, BLUMHOUSE PRODUCTIONS, RIGHT OF WAY FILMS
EUA, 2014
107 MIN.