viernes, 11 de agosto de 2017

DUNKERQUE



¿Qué le pasa a Christopher Nolan? ¿Qué clase de ser humano, artista, persona es Nolan? Este hombre realiza cada vez más películas (como yo le llamo), de alto entretenimiento, puras cintas profundas, pero definitivamente comerciales, con diálogos poderosos, pero sin caer en la pretensión de la soberbia; fotografía que plasman cada sentimiento emanado del guion y de sus personajes.



Nolan combina con maestría perfecta todos los elementos de una película comercial con los elementos de una película de arte (o lo que la mayoría consideramos que es arte). Es decir: con un altísimo presupuesto de millones de dólares, homogeniza aspectos como actores populares o famosos pero talentosos, efectos especiales y visuales muy bien embonados y ejecutados, espectaculares, con un sonido envolvente que contagia el ánimo de la historia, que por cierto debe ser fácil de digerir, pero entretenido y ágil; esto mezclado con emplazamiento y posiciones de la cámara como pocos lo hacen, diálogos que invitan a la reflexión en el público, texturas en la fotografía, emociones escondidas entre líneas del guion, situaciones o circunstancias difícil de digerir, finales que no lo son, por que la vida es así, una secuencia de experiencias interminables, que una es consecuencia de la otra.

Christopher Nolan se ha sabido sacar brillo en cada cinta, una y otra vez para evitar empañarse, hasta entregar películas como la trilogía de Batman con Christian Bale, El Origen, Interestelar, y ahora Dunkerque.



Siempre les insistiré, no olviden que una película es, primero, una historia contada en imágenes, segundo, esta historia debe ser honesta, concreta, coherente y ágil. En Dunkerque no es necesario que todo el tiempo se esté hablando, con los pocos parlamentos que existen podemos permearnos de todas las emociones negativas que puede acarrear situaciones al extremo como la angustia, pánico, preocupación, tristeza, derrota, depresión, zozobra.



La magia cinematográfica de Nolan inicia desde el segundo cero de la película, cuando vemos a un puñado de soldados ingleses correr por su vida en el pueblo de Dunkerque, Francia para escapar de las balas que los alemanes les están propinando. Desde ese momento y hasta el último de la película, el director nos tiene, al público, agarrado de los testículos, no nos deja en paz, no nos deja respirar, nos hace sudar, nos estresa, nos vuelve locos, nos desespera, imploramos para que suceda algo bueno ¡ya!
Y a través de las imágenes, que más bien parecen postales del terror, se va entendiendo que hay miles y miles, 400 mil soldados para ser exactos, entre ingleses y franceses, varados en la playa de Dunkerque, rodeados por los alemanes durante la segunda guerra mundial, quienes los están atacando con cierta frecuencia, la misión: exterminarlos. En este contexto se desprenden tres historias para nada aisladas, pero sí tres perspectivas de esta vivencia, la del soldado que busca a toda costa huir de la playa; la del piloto aéreo que busca a toda costa defender a los suyos; y la de los pescadores que con su sentido patriótico y de solidaridad busca a toda costa ayudar a sus compatriotas. Y todos interpretados por actores de todo tipo y categoría, todos están excelentes, inclusive los extras proyectan con la mirada el miedo en el que se encuentran inmersos, es más, para que Harry Styles (ex integrante de la boy band One Direction), esté irreconocible, habla de otra parte del gran trabajo del director.



A través de estos ojos, se puede escudriñar el material del que estamos hechos los seres humanos, ímpetu, fortaleza, firmeza o dureza; cobardía, hipocresía o egoísmo; esperanza, añoranza o valor. Ese tic tac de algún reloj no deja de sonar, manteniendo en nosotros la presión de que algo tenemos qué hacer o se nos acaba el tiempo, ese sonido de los motores de los aviones enemigos que no divisamos, pero nos genera pavor, esa música que cuida que el caos persista en nuestros cerebros. Tantos barcos destruidos, tantas explosiones a unos cuantos metros, el olor a muerte sale de debajo de las butacas y eso que no es 4DX; esas secuencias de acción y guerra tan bien editadas que cuentan a la perfección.



Es de admirarse el gran cúmulo y fuente inagotable de imaginación inteligente, veraz, mordaz, que posee Nolan para plasmar su sello en sus cintas, no neguemos que de repente puede tener uno que otro errorcillo, o pata coja en el guion, que son prácticamente imperceptible. Pero, aun así, ¿qué le pasa a Nolan? ¿Qué clase de humano es este director de cine?

Mirar el tráiler en:



DUNKERQUE
(Dunkirk)
Director: Christopher Nolan
Guion: Christopher Nolan
Protagonistas: Fionn Whitehead, Tom Hardy, Harry Styles.
Produce: Syncopy, Warner Bross, Dombey Street Productions
Distribuye: Warner Bross.
Gran Bretaña / Países Bajos/ Francia/ Estados Unidos, 2017
Inglés / Francés/ Alemán, 106 min


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