lunes, 5 de marzo de 2018

EL HILO FANTASMA




Esta es la cinta del perfeccionismo personificado. Un patrón común entre la gente de éxito es la auto disciplina obsesiva. Con éxito no sólo me refiero a que la gente consiga un premio, llegue a la meta, o que las personas exitosas sean acreedores a medallas o dinero; más bien hablo del reconocimiento personal, el estar presente constantemente de manera positiva en la mente del público, de los círculos sociales más herméticos, ser figura ejemplar para el gremio; así, gracias a esto, el dinero y la fama son una recompensa adicional al éxito.



¿Cómo se logra esto? Con mucha disciplina. Dice el diccionario, “es el cumplimiento constante de un conjunto de normas o reglas para lograr un resultado previamente marcado”, a lo que yo añadiría “es el cumplimiento ESTRICTO de esas reglas”, cumplirlas tal cual, sin que falte una coma, un punto, un acento. Lo que nos dice esto es que quien cumpla cabalmente de disciplina corre el riesgo de caer en la obsesión con el orden, la limpieza, los procesos, los momentos, si no se cumplen como lo ORDENAN entonces se siente que el mundo se arruinó, el día, el espíritu, de forma exagerada, cuando no es verdad, tan fácil como buscar una solución a todos los tropiezos que se presentan en el día a día; pero es efectivamente que los perfeccionistas están obsesionados con el control de todas las situaciones para que nunca (es una falacia) enfrentarse con ningún problema.



Estoy hablando de Reynolds Woodcock (interpretado genialmente por Daniel Day-Lewis), un ser que no soporta que nadie se brinque las reglas que él a impuesto dentro de casa, por ejemplo durante el desayuno debe estar el ambiente en absoluto silencio, y por silencio quiero decir no escucharse nada ni siquiera el respirar de sus acompañantes; odia que se le contradiga o el que alguien opine distinto a él, y cuando tiene la disposición de escuchar alguna visión distinta la pasa por alto, lo único que vale es su palabra; para él todo está mal, inclusive las propias decisiones y no cesa de modificar su accionar o su pensamiento hasta que quede satisfecho con el resultado.



Este tipo de personas se saben correctas, perfectas e incuestionables y por eso, se tienen el derecho de opinar, calificar, criticar, expresar todas sus opiniones a los demás sin importar herir susceptibilidades, quebrar almas o romper corazones, o conseguirse enemigos les tiene sin cuidados, tener amigos no es algo que les importe, así como Reynolds, lo hacen no porque crean ser los villanos de algún cuento sino porque desde su posición así es la manera correcta en que debemos conducirnos los seres humanos en sociedad.



Como a Reynolds, estas personas perfeccionistas y obsesivas no les interesa estar junto a personas que sólo se quejan de cómo se les trata, de quienes suplican un mejor trato, que se hagan chiquitos emocionalmente a lado de éste, gente que ruega por una caricia, un te quiero, si por vueltas del destino se topan con estas personas, terminan por aburrirse y desecharlas.



Este tipo de personas se saben admiradas, idolatradas, amadas, eso les da poder, por tanto, no le temen a ser impositivos, o a quedarse solos, todo con tal de lograr lo que ellos quieren y cómo lo quieren. Pero todo ser humano tenemos un talón de Aquiles, el de Reynolds es su madre, la adora por sobre todas las cosas, aún en su recuerdo, ya que no la tiene físicamente; era ella la única persona que en verdad lo comprendía, lo entendía y lo alentaba a ser como es, no lo juzgaba, no lo criticaba, y lo protegía de todo el mal, su madre no le permitió crecer, en esencia, Reynolds es un niño que le tiene miedo a que le hagan daño, de pronto necesita de un abrazo cuando verdaderamente está en total vulnerabilidad.



El Hilo Fantasma del directo (Paul Thomas Anderson, Magnolia, 1999), es una cinta que, recreada en algún lugar de Inglaterra en los años 50, nos lleva de la mano a través de los confines del alma de un afamado, aclamado diseñador de modas, de alta costura y que, vista a la más alta aristocracia europea, Reynolds Woodcock. De pronto, esta película tiene sus momentos aletargados, densos, pesados, que hacen que perdamos por donde va el zurcido invisible de su mente a tal grado que le empezamos a perder el interés, y de pronto otra vez el personaje nos pide voltear a verlo, a prestarle atención ¿es esa la intención del director, a sabiendas que el enfrentarse con estos perfeccionistas en el día a día también nos aburren, pero también los admiramos al mismo tiempo?

Mira el tráiler aquí:



EL HILO FANTASMA (nominada a mejor película, actor, actriz de reparto, y ganadora a vestuario en los Oscares 2018)
(PHANTOM THREAD)
Dirige y escribe: Paul Thomas Anderson
Con: Daniel Day-Lewis, Lesley Manville, Vicky Krieps
Produce: Annapurna Pictures, Focus Features
En inglés y francés
Reino Unido / Estados Unidos, 2017
130 min.

jueves, 1 de marzo de 2018

YO, TONYA



Yo, Tonya de Craig Gillespie, es una película tremendamente entrañable porque ayuda a comprender la esencia más profunda de la verdadera Harding; a pesar de saber quién es, al final quieres ir a correr a abrazarla fuertemente y pedirle perdón, aunque nunca hayas sabido sobre esta atleta olímpica, y decir “te merecías todas las medallas, todos los campeonatos”.



Es una cinta donde Margot Robbie está espectacularmente sensacional, casi irreconocible, su belleza la dejó a un lado para impactarnos con su increíble actuación como aquella mujer inestable emocionalmente, pobre culturalmente hablando, sin educación, sin modales, tosca, pedestre, agreste, violenta, abrupta, vulgar, pocas palabras nos da un ejemplo de lo que se conoce entre el pueblo estadounidense como “white trash” un término despectivo para calificar a aquella gente blanca que no vale la pena en ningún sentido.



Sucede que esta cinta está filmada de manera curiosa y simpática de tal manera que se convierte en un falso documental, es decir, aparecen a cuadro los personajes principales de la vida de Tonya hablando a la cámara como en cualquier entrevista, hilvanando los momentos clave en los que Margot Robbie, en Tonya, rompe la cuarta pared para hablarle al público y rematar con frases irónicas o sarcásticas sobre sucesos que estamos siendo testigos.
Entonces, esta forma de narrar la película permite que el público penetre en los confines de la mente y el alma no sólo de la protagonista, sino también de aquellos que afectaron directamente el destino de la patinadora olímpica.



En primer lugar, la película nos ayuda a despreciar a LaVona, madre de Tonya, interpretado por una estupenda Allison Janney, quien le imprime la dosis perfecta de bajeza en un ser humano, peor si hablamos de las humillaciones a las que sometió a su propia hija desde los cuatro años, la manera en cómo la maltrataba psicológica y físicamente, pero también entendemos que no trataba así a su hija como parte de una estrategia y enarbolar la valentía en la niña, más bien LaVona era así por naturaleza, lo lleva en los genes. 


En un inicio, parece indicar que LaVona empuja a Tonya a que sea una triunfadora para hacer que salga del ambiente social tóxico en el que se desenvuelven, pero finalmente comprendemos que sólo lo hacía porque la madre estaba frustrada, deseaba verse realizada en su hija, la obligó a entrenar patinaje artístico sobre hielo, la sacó del colegio para que se dedicará totalmente a sus entrenamientos, para ser una campeona, una triunfadora, a cambio de insultos, de denigraciones, vejaciones, e incluso intento de matarla, literal.



Segundo, el esposo. Jeff (Sebastian Stan) un Don Nadie, un bueno para nada, un mediocre que prefirió no cursar la universidad aunque ya la tenía asegurada, y en la más cara si era posible, debido a que el gobierno se la pagaría ya que su padre murió en servicio al país; pero no, prefirió el dinero fácil, los trabajos fáciles, el conformismo, así que cuando vio por primera vez a Tonya, decidió tenerla para sí, amarla a golpes, amarla a base de violencia física, ella no le preocupó la situación, al fin había crecido con su madre así, para ella los golpes era demostraciones de cariño.

Tercero, Shawn (Paul Walter Houser), el mejor amigo de Jeff, un mitómano que aseguraba haber pertenecido a las fuerzas especiales de espionaje estadounidense y por tanto conocía todas las técnicas de guerra, defensa y ataque; por ende, fue uno de los artífices del penoso “incidente” en el que se vio involucrada Tonya: el atentado en contra de Nancy Kerrigan. Entonces, la vida y la carrera de Tonya se vinieron en picada vertiginosa.



Podemos decir que Tonya Harding fue una margarita en el centro del estiercolero, una flor que a duras penas pudo crecer y florecer, pero entre la putrefacción social y los cerdos que le rodeaban, que sólo les interesaba el beneficio propio, lejos de cuidarla, acabaron con ella hasta destruirla por completo, ella, como la flor, ni para donde moverse, estaba atrapada, no conocía nada, nadie, no sabía hacer nada, no estaba preparada para hacerle frente al mundo ella misma y sus conocimientos o experiencia, porque no fue a la escuela, nunca trabajó, estaba perdida para siempre, es decir, Tonya sólo sirvió para flor, algo para adornar, algo que finalmente no perduraría su esplendor.
Entonces Tonya era sólo una simple muchachita con talento técnico, pero no pudo destacar porque completamente porque no conocía de gracia, porte, elegancia, carisma, simpatía, dulzura o ternura, aspectos que una patinadora debe también poseer, pero ¿dónde obtener todo eso? La máxima dice “si quieres, puedes, el querer es poder”, cierto, pero cuando lo más importante para ella siempre fue nadar contra corriente, salir del tornado en el que se encontraba, luchar para dejar de pertenecer a la putrefacción, ¿a qué hora se iba a estar preocupando por cultivar dentro de ella un lindo y delicado ángel?



No cabe duda de que, según las circunstancias particulares, vamos formando nuestras prioridades, y para Tonya era más importante mantenerse a salvo de su marido, su madre y sostenerse a sí misma, que buscar la parte rosa de la vida. No es gratuito tampoco que su madre le decía que patinaba como “una lesbiana machorra sin gracia” y sí, pero hay formas de decir las cosas ¿no creen?

Mira el tráiler aquí: 



YO, TONYA
(I, TONYA)
Dirige: Craig Gillespie
Con: Margot Robbie, Allison Janney, Sebastian Stan
Produce: Clubhouse Pictures, Lucky Chap Entertainment
En inglés
Estados Unidos, 2017
120 min.

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