miércoles, 14 de agosto de 2019

EL REY LEÓN (Por Abel Olivares R)




El error más grande que Jon Favreau cometió al dirigir el “live action-animation” de El Rey León es que no le puso la magia y fantasía que debe contener toda película de Disney.

Por Abel Olivares R
Facebook: Al Cine Con Dolly Freim
Twitter: @abel_oratap




Al momento de escribir esta reseña, han pasado tres semanas desde su estreno y ya han nombrado a El Rey León 2019 como la película animada más taquillera de todos los tiempos, no es de extrañarse ya que es una cinta familiar icónica, tanto que desde 1994 a la fecha todo mundo sabemos eso de “jakuna matata” qué es y para qué sirve, de dónde proviene y quién lo inventó. Es más, hay momentos virales en redes sociales donde un perrito aúlla a modo de tristeza cuando en la televisión está el momento en que Mufasa muere y Simba llora. A lo que voy, es que esa historia rompió la barrera de espacio, tiempo y especie, debido a la fantasía con el que estuvo dotada, los números musicales estrambóticos, los personajes que se graban en la memoria colectiva aunque sean pequeños como Zazú, Rafiki, o las hienas, en fin; el factor nostalgia, el factor impacto, el factor fantasía, es lo que ayudó a que todos fuéramos a las salas a ver esta versión y así romper el récord, pero ahora la pregunta es ¿qué sensación te dejó al momento de iniciar los créditos finales?



El Rey León de Jon Favreau, quien por cierto dirigió el live action de El Libro de la Selva en 2016, quien, por cierto, para que lo ubiquen, es el actor que interpreta a Happy, el asistente personal de Tony Stark en el Universo Cinematográfico de Marvel; se queda encasillado en un documental de National Geographic. Hace cerca de catorce años, hubo un documental seriado famoso sobre las suricatas (timón), donde las cámaras, estratégicamente bien colocadas, se mostró el drama familiar que viven estos animalitos, así tal cual, drama familiar, porque había amor, traición entre parientes, compañerismo, aventuras en la escuela, en la vida, en la muerte, era una especie de telenovela, muy divertido. El Rey León 2019 es eso, es como haber visto ese mismo documental, pero con animales de la sabana ¿a qué me refiero con esto?



La animación, eso sí, es impresionante, el diseño y movimiento de cada animal, y paisajes son extraordinariamente reales, aunando la fotografía, con filtros áridos, que realzan el realismo en los paisajes, te adentra en el lugar, pareciera que sí colocaron cámaras y capturaron momentos clave. Eso es padrísimo y no hay queja alguna en ese rubro. Donde sí empieza a molestar, a sentirse que no se está viendo lo que se esperaba, es cuando la voz, el doblaje, sin importar el idioma, no coincide con el movimiento de labios en los personajes y es que lo único que hacen es abrir y cerrar la quijada, como muñecos de ventrílocuo, he escuchado y leído que las quejas se centran en la falta de gesticulación, dejemos eso a un lado porque si nos remontamos a 1995 con “Babe El Puerquito Valiente” podremos recordar que los animalitos de la granja NO gesticulaban pero SÍ movían los labios de tal manera que SÍ coincidían con el doblaje, y las expresiones faciales fueron sustituidas por expresiones corporales de los animalitos, los matices en las voces y la música de fondo, todo para proyectar las emociones en el público, así podríamos preocuparnos por el fracaso de Babe cuando las ovejas no lo obedecen, entre otros muchos ejemplos. Entonces la pregunta es ¿por qué no hicieron lo mismo para El Rey León?



Hablemos de los números musicales, está bien que la idea era trasladar la de 1994 a un “live action” es decir, ver a animales “reales” recreando la película de caricatura, pero eso no quiere decir que fueran estrictamente de realismo, es decir, resultaba extraño ver “cantar” a los animales simplemente abriendo y cerrando la quijada por momentos, o dejando las canciones como de fondo mientras que los personajes caminaban por aquí y por allá, y ya, así de áridos y secos era los números musicales. Entonces ¿dónde quedó la fantasía característica de Disney? Pudieron haber puesto a los personajes, no bailar, pero sí más dinámicos, divertidos, moviendo los labios, con grandes efectos visuales ¿por qué no, irreales? al fin sería para hacer divertidos los números musicales.



El Rey León sí da la sensación de haber visto un documental, porque en los momentos clave como la muerte de Mufasa, el diálogo de Simba con el espíritu de Mufasa, el temor de los cachorros en el cementerio de elefantes, la visión de Rafiki cuando intuye la existencia de Simba adulto, entre otros, no dan tiempo para crear atmósferas emocionales y dejarse contagiar por lo que está sintiendo el personaje, llámese miedo, alegría, tristeza, como que esos momentos los terminan de tajo no dejando crear sensaciones, a eso me refiero que no es contundente la película.



Me pregunto ¿este el estilo de la película que pensaron hacer desde el momento de su concepción? Algo así como: “vamos a hacer El Rey León con animación pero que se vea como si fueran animales reales, pero que al final se tenga la sensación de haber visto un documental”. Me cuesta trabajo que haya sido así.

EL REY LEÓN
(The Lion King)
Director: Jon Favreau
Guión: Jeff Nathason
Voces en español: Carlos Rivera, Sebastián Llapur, Fela Domínguez
Produce: Fairview Entertainment, Walt Disney Pictures
Estados Unidos, 2019
Género: Animación, aventura, drama, familiar, musical
118 min

martes, 13 de agosto de 2019

LA VIDA SECRETA DE TUS MASCOTAS 2 (Por Abel Olivares R)





La primera película decepcionó porque los “teasers” y los tráilers te mostraban una cosa y la película en sí resultó otra totalmente distinta. El título parecía muy simpático para todos aquéllos que tenemos mascotas en casa, La Vida Secreta de Tus Mascotas junto con los avances se antojaba algo así como aventuras de los perros, gatos, aves, roedores dentro de sus viviendas o alrededores cada vez que los dueños no los vieran, algo así como Toy Story 1 que todo se desarrollaba en la casa de Andy y su vecino el niño violento, y que al final entendían algunas lecciones de vida.



Por Abel Olivares R
Facebook: Al Cine Con Dolly Freim
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En la primera parte de La Vida Secreta de Tus Mascotas la historia resultó una especie de engrudo, metieron tantas historias y personajes queriendo llevar el hilo conductor que en sí la película trató de todo y nada a la vez; un perro que no quería compartir espacio con otro perro; un conejo estridente, fuera de sus cabales, violento; muchas mascotas vecinas dotadas de características que bien pudieron ser explotadas y hacer personajes muy entrañables pero sólo sirvieron casi de adorno, porque daba lo mismo que estuvieran o no. En la cinta del 2016, la gran pieza clave de la película se desarrolló fuera y muy lejos de sus hogares, entonces bien pudo haber sido aventuras de animales callejeros. Los resultados: aunque fue éxito “a secas” en taquilla, la producción fue intrascendente, tanto que no se volvió una película que se añore, que se antoje ver una y otra vez, tampoco salir corriendo a comprar los peluches, o salir corriendo a adoptar perritos, los niños no piden verla en televisión, en digital ni nada, y si la ven se aburren, se distraen.


Me pregunto ¿Para qué realizaron la segunda parte a sabiendas del resultado tibio de su antecesora? Es que el dinero es dinero, aprovechando los números aceptables de la primera, se atrevieron a realizar una secuela donde se nota ampliamente que corrigieron todos los defectos que ya les comentaba, pero aún así, no alcanza ni la fuerza ni la contundencia que debería tener la película. De pronto se vuelve aburrida, con un dejo de tedio, convirtiéndose en una película dirigida específicamente para niños de 6 años hacia abajo, porque llama la atención la animación, los animalitos y la gran cantidad de colores vivos y alegres.



La Vida Secreta de Tus Mascotas 2, consiste en tres historias: a) Max, al cuidar y proteger al hijo de su dueña, se percata que el mundo está plagado de peligros, se estresa, se vuelve un manojo de nervios, ahora debe aprender que a ser valeroso; b) Snowball se toma muy en serio su personaje de conejo súper héroe que lo ha dotado su dueña, sus aventuras ficticias han corrido por todos lados a tal grado que una perrita shih tzu acude en su ayuda para rescatar a un tigre blanco de manos del dueño  malvado y cruel de un circo; c) Gidget, la Pomerania eterna enamorada de Max, tiene la importantísima tarea de cuidar el juguete abejita de su peludo vecino, el cual por accidente cae en el departamento de la anciana dueña de decenas de gatos, por su puesto, los gatunos se han apoderado del juguete.



La película tiene más estructura, tiene orden, no sobran personajes, sin embargo todavía carece de fuerza y contundencia, es por ello que ahora sí pude vislumbrar que la raíz del fracaso está en el momento en que escribieron a los personajes: Max, que se supone es el protagonista, desde la 1, es un perro odioso, no cae bien, no dan ganas de quererlo abrazar, es más ni de siquiera de voltearlo a ver, Gidget es una piedra en los riñones y por eso duele mirarla, la existencia de Duke es intrascendente, en fin, y no se diga las historias: no asuntan, es decir no llegan al punto, no son chistosas, no divierten.



Los niños se duermen, otros están muy inquietos, al final no quedan impactados, les da lo mismo, los adultos se desesperan, se aburren y duermen. No es una buena película que realizaron para hacer un poco más de dinero, pero eso, sólo un poco.




LA VIDA SECRETA DE TUS MASCOTAS 2
(The Secret Life of Pets 2)
Dirige: Chris Renaud, Jonathan del Val
Guión: Brian Lynch
Voces en español: Jesús Ochoa, Mónica Huarte, Andrés López, Martín Campilongo, Eugenio Derbez
Produce: Universal Pictures, Illumination Entertainment
Estados Unidos, Francia, Japón, 2019
Género: Animación, aventura, comedia, familiar
86 minutos

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