lunes, 27 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET



MARTIN SCORSESE nos tiene acostumbrados a que sus personajes los conduce a límites inesperados, tal vez inimaginables, de forma magistral, sin caer en lo burdo, exagerado o lo ilógico, y esta no es la excepción. Es notable que el director ansía mostrarnos a nosotros, como público, de lo que somos capaces como seres humanos por lograr nuestros propios, íntimos y más egocéntricos objetivos.

Es innegable el hecho de que somos capaces de pisotearnos hasta a nosotros mismos por querer estabilidad en la vida, valor que se traduce en dinero, autos, casas, propiedades, cuando por fin lo logramos, en lugar de encontrarnos felices, sucede todo lo contrario, nos perdemos y ni si quiera nos damos cuenta que es lo peor.



JORDAN BELFORT, mejor conocido como EL LOBO DE WALL STREET (LEONARDO DICAPRIO), en los años noventa fue el "dolor de cabeza" de las empresas bursátiles en Nueva York porque ¿cómo era posible que una empresa incipiente en el ramo hiciera diariamente tanto dinero, millones de dólares? Era ilógico, era demasiado sospechoso, aunque finalmente todo estaba en regla y bajo el marco de la legalidad, o eso aparentaban. Inclusive como un joven que ni siquiera llegaba a la edad de los treintas y ya era multimillonario prácticamente de la noche a la mañana.

Así es como bajo esta premisa, el director nos conduce por lo más recóndito del alma de BELFORT, la evolución por la que atravesó desde el momento en que era un jovencito de 22 años, inexperto, con ambiciones y objetivos de vida, casado, de clase media, que incursionó como corredor de bolsa, nos muestra la manera en cómo ese mundo salvaje de las finanzas lo sedujo y nunca pudo salir; vemos también cómo forma su propia empresa y a base de descaros obtiene éxito avasallador; los millones y millones de dólares caían prácticamente del cielo.



Todo era tan fácil, así mismo también llegaron las perversiones sexuales, las orgías, las fiestas donde corrían las drogas como si fueran botanas, el alcohol, mujeres y sexo corrían al por mayor, junto con el trabajo vertiginoso que implica una empresa bursátil, son elementos necesarios para LEONARDO DICAPRIO hiciera una vez más, otra interpretación extraordinaria, este actor desde hace muchos años, a la fecha, sin importar la clase de papel que toma, sea drama, intriga o de comedia como este, hace el propósito por dejar huella en la historia del cine, y lo logra.

Tanto el director como el protagonista tienen el tino de implementarle a EL LOBO DE WALL STREET una comedia sutil tanto a BELFORT como a las situaciones vividas que la hacen una cinta amena, divertida, para evitar los tonos sórdidos que bien pudo tener y así poder abarcar todos los temas posibles de vicios y ambiciones.


EL LOBO DE WALL STREET
(THE WOLF OF WALL STREET)
DIRIGE: MARTIN SCORSESE
ESCRIBE: NOVELA DE JORDAN BELFORT; GUIÓN: TERENCE WINTER
CON: LEONARDO DICAPRIO, JONAH HILL, MARGOT ROBBIE
PRODUCE: RED GRANITE PICTURES, SIKELIA PRODUCTIONS
EUA. 2013
180 MIN.

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