martes, 30 de julio de 2013

ESPACIO INTERIOR



La situación del país se encuentra en un punto tal, que a la ciudadanía nos queda más que sentir miedo por todo, sin temor de exagerar,  miedo hasta por asomar la nariz a la calle. Imagina el hecho de que te pueda matar una bala proveniente del cielo.  O que ni siquiera puedas ir tranquilamente en un autobús de viaje a cualquier parte de la república porque es muy probable que lo secuestrarían o a los pasajeros.

Estos son los miedos a lo que te podría pasar, pero ¿qué hay con pavor al cautiverio? Me estremece cuando imagino cómo sería estar privado de la libertad, yo mismo o algún ser querido: el tipo de personas qué me tendrían, el lugar en donde me colocarían, la cantidad de tiempo, la angustia por no saber nada de lo que sucede con la familia, la agonía por perder la cordura, sobretodo la zozobra por si uno estará muerto en cualquier momento y sin volver a ver el rostros de la familia.



En 1991 un arquitecto mexicano, cuyos datos personales como su nombre se omite por obvias razones, fue secuestrado en la ciudad de México y llevado a una casa de seguridad en Puebla. Con los ojos vendados, fue golpeado, desnudado y encerrado en un espacio no más grande de tres metros por uno y medio durante 276 días.

El actor KUNO BECKER es quien interpreta a este arquitecto en la cinta ESPACIO INTERIOR. Dicha película se centra en su totalidad en la forma en cómo enfrentó su cautiverio a través de esos días, la actitud que tomo, las actividades que realizó para no volverse loco, pero sobre todo cómo elevó su mente por medio de sus recuerdos y su creatividad.



Por las exigencias del guión, el cual consistió en que el personaje principal sostuviera la totalidad de la película, únicamente entre cuatro paredes, sin ningún mobiliario más que una taza del baño, hojas, pluma y plumones, forzosamente se le tuvo que exigir un trabajo actoral a BECKER como nunca antes lo había experimentado, el cual obtuvo un resultado notable, no extraordinario, sin embargo sí contagia la desesperación, la angustia y otros sentimientos encontrados que el arquitecto debió experimentar en su encierro.



Desgraciadamente es muy notoria la austeridad en el trabajo de nivel de inversión, por tanto la película termina por ser un trabajo muy mediano, que no proyecta lo que al final debe despertar en el espectador: los mismos sentimientos que el arquitecto; temas de debate post cine; o mantenernos al filo de la butaca. La tibieza de película hace que ESPACIO INTERIOR se convierta en una cinta intrascendente. Desafortunadamente, porque la historia que esa compartió tiene todos los elementos para hacer una cinta poderosa, con un guión sólido e inquebrantable. Aunque lo importante es que este proyecto cinematográfico tiene mucho corazón, mucha alma, es lo que al final sostiene toda la trama provocando finalmente al menos pensar en nosotros mismos ¿Qué haríamos para mantener la esperanza si estuviéramos encerrados por nueve meses en contra de nuestra voluntad?

ESPACIO INTERIOR
Dir: Kai Parlange Tessman
Escribe: Kai Parlange Tessman, Pierre Favreau Alcázar
Con: Kuno Becker, Ana Serradilla, Juan Carlos Colombo
Produce: Glorieta Films, Sin Sentido Films
México, 2012
86 min.

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