En la actualidad es común saber de mujeres que quieren destacar profesional o laboralmente, así que dedican gran parte de su vida a superarse a sí mismas para alcanzar los objetivos propuestos. Esto implica liberación espiritual, sexual y mucha independencia. Pero bien dice la frase el "reloj biológico"; por más que la mujer evite el matrimonio o el embarazo, tarde o temprano despertará el deseo de ser madre porque está en su naturaleza.
Se acuerdan que en la reseña de INDENDIOS les mencionaba que a pesar de todo y de todos, una madre siempre hará prevalecer su amor hacia sus hijos. En "Tenemos que Hablar de Kevin" sucede algo similar. Es correcto que una mujer no desee tener hijos, el respeto ante todo. Pero ¿qué tal que si ese hijo te hará sufrir desde el primer día nacido? ¿Qué tal que ese niño te recordará día a día que no te quiere y nunca te querrá, y de la nada? ¿Al contrario ese niño te odiará toda su vida? Todo pese a que lo cuidaste, procuraste, le diste educación y valores. ¿Qué harías?
Eva (Tilda Swinton) no demostró un rastro de amor a su hijo, como un abrazo o una caricia, por la misma naturaleza que no deseaba tener hijos, pero hizo todo lo posible para amarlo, a su manera pero siempre estuvo al pie del cañón, siempre estaba para Kevin (Ezra Miller). Este muchacho siempre mostró actitudes psicópatas, guardando a través del tiempo un odio por todo, inclusive por su familia, era obvio que estaba enfermo, pero nadie lo detectó o no quisieron darse cuenta, las consecuencias son catastróficas, terroríficas para todos.
La peor mamá del mundo, del universo, es aquella que echa a la calle a sus hijos, aquella que no hace lo posible para conseguir comida para alimentarlos, una madre terrible es aquella quien le inculca con el ejemplo la drogadicción, la promiscuidad. Una mala madre es aquella que no perdona a sus vástagos. Desgraciadamente sí hay personas así y lo seguirá habiendo. Pero de lo que estoy seguro es que pese a todas estas acciones muy en el fondo, muy escondido, en el alma hay una semilla imperceptible de bondad materna, sólo hay que darle algún estímulo para que germine.
Eva nos da un ejemplo de entereza, de fortaleza y firmeza en sus creencias y convicciones, pero también de oportunidad para volver a creer y rectificar. Nos da un ejemplo que a pesar de todo, una madre, aunque no quiera serlo, siempre está dispuesto a darlo todo, a perder su buen nombre y su reputación por proteger, cuidar y no negar a su hijo, aunque éste sea el peor de los engendros; al mismo tiempo que ella la peor mujer del universo ante los ojos de la gente que la culpará siempre de lo sucedido en la secundaria y la única culpable de que Kevin sea así, sin detenerse a pensar lo que en realidad pasa en la intimidad del hogar. ¿En verdad Eva es la única culpable o es absuelta de todo pecado de indiferencia a su hijo? Solamente viéndo esta película podrán decidir ustedes mismos.
Esta cinta de Lynney Ramsay, es un golpe mortífero al corazón de los espectadores. Es devastadora y desgastante para el alma de todos los que la veamos. Porque con gran maestría, Swinton nos regala una actuación soberbia, magna, al proyectarnos amargura, soledad, resignación, desesperanza, pero esperanza, cariño, preocupación y amor en una sola mirada, en una sola postura, en un solo gesto. Nos contagia de su hartazgo, nos obsequia empuje, nos enseña lo que pocos queremos reconocer en nosotros mismos. Y ella no teme en quitarse la piel para ver en carne viva todo lo que ella vive y sufre.
Una madre siempre va a ser eso, una madre. Aunque le duela el parto, aunque le duelan los desplantes de los hijos, aunque reciba odio y rencor. Aunque su retoño sea la maldad encarnada. El amor de una madre es eterna e interminable.
TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN
(WE NEED TO TALK ABOUT KEVIN)
DIRIGE: LYNNEY RAMSAY
ESCRIBE: LYNNEY RAMSAY Y RORY KINEAR
CON: TILDA SWINTON, JOHN C. REILLY, EZRA MILLER
PRODUCE: BBC FILMS
REINO UNIDO, 2011
112 MIN.
Me agrado mucho esta cinta, es reflexiva y deja buen sabor de boca
ResponderBorrar