MARLEY Y YO, CINTA QUE REFLEJA EL AMOR Y AGRADECIEMIENTO HACIA LA MASCOTA.
Por: Abel Olivares Ramírez.
El perro en muchos casos, como en el mío, no es un hijo, pero si es alguien en quien podemos verter todo nuestro corazón a cambio, recibiremos eso y más de él.
Anoche, mi perrito con 7 semanas de edad, probó por primera vez las croquetas, yo estaba dudoso si le gustarían o no, las mezclé con un poco de leche, se las acabó todas, tenía mucha hambre o en verdad sí le gustaron. Mientras que comía le construía una casa con tablas de madera de cajones donde transportan la verdura, los famosos “huacales”. Como el cachorro ya había terminado de comer, corrió hacia mí, cual bolita de algodón con patas, como es su costumbre me recibió con mordiscos en la parte del dobles del pantalón, jugueteando por su puesto; de pronto desapareció de vista y a los pocos segundos ya venía de vuelta con su muñeco, un juguete que le obsequié desde que llegó a casa el primer día. Yo seguía martillando lo que sería el techo de su casa, y mi cachorrito comenzó a mordisquear lo que sería su dormitorio, cuando estuvo lista, ya se encontraba agotado, solamente me observaba muy atento, sentado, le puse su juguete adentro, también entró, se acomodó y quedó dormido.
Estos momentos son demasiado especiales, para mí, aunque se ha dicho que la familia es y seguirá un núcleo social compuesto por padres e hijos, esto que les acabo de narrar me hace sentir que estoy viviendo en la familia que he formado con mi perrito. No por los miembros que la compongan, sino por las vivencias, el amor que se respira, el apoyo, la comprensión el cuidado que nos profesamos unos a otros.
Por ejemplo en Marley y Yo, la más reciente película del director David Frankel (El diablo viste a la moda) trata la vida familiar de un joven matrimonio en torno a su mascota, un labrador dorado de nombre Marley. John Grogan (Owen Wilson) es un reportero que recién se casó con Jennifer (Jennifer Aniston), también de la misma profesión. Para que ella no pensara en tener hijos, aùn, John decide comprarle un cachorro, al fin sería como criar a un niño. A partir de aquí inicia una entrañable historia de mucho amor.
John y Jenni se aman, se apoyan en su trabajo, pasean juntos y con el perro, son confidentes, son cómplices de su propio amor. Nada ni nadie les impide estar juntos y ser un matrimonio envidiable. Podemos ver en su historia, la evolución, el ascenso laboral de él, la inseguridad pública de su vecindario, la perfección profesional de ella, la búsqueda del primer hijo, las riñas, la fragilidad del amor, apunto del rompimiento, los amigos, los vecinos, en fin, tantas experiencias, y en todas es Marley testigo fiel, amigo y compañero de ambos.
Anoche, mi perrito con 7 semanas de edad, probó por primera vez las croquetas, yo estaba dudoso si le gustarían o no, las mezclé con un poco de leche, se las acabó todas, tenía mucha hambre o en verdad sí le gustaron. Mientras que comía le construía una casa con tablas de madera de cajones donde transportan la verdura, los famosos “huacales”. Como el cachorro ya había terminado de comer, corrió hacia mí, cual bolita de algodón con patas, como es su costumbre me recibió con mordiscos en la parte del dobles del pantalón, jugueteando por su puesto; de pronto desapareció de vista y a los pocos segundos ya venía de vuelta con su muñeco, un juguete que le obsequié desde que llegó a casa el primer día. Yo seguía martillando lo que sería el techo de su casa, y mi cachorrito comenzó a mordisquear lo que sería su dormitorio, cuando estuvo lista, ya se encontraba agotado, solamente me observaba muy atento, sentado, le puse su juguete adentro, también entró, se acomodó y quedó dormido.
Estos momentos son demasiado especiales, para mí, aunque se ha dicho que la familia es y seguirá un núcleo social compuesto por padres e hijos, esto que les acabo de narrar me hace sentir que estoy viviendo en la familia que he formado con mi perrito. No por los miembros que la compongan, sino por las vivencias, el amor que se respira, el apoyo, la comprensión el cuidado que nos profesamos unos a otros.
Por ejemplo en Marley y Yo, la más reciente película del director David Frankel (El diablo viste a la moda) trata la vida familiar de un joven matrimonio en torno a su mascota, un labrador dorado de nombre Marley. John Grogan (Owen Wilson) es un reportero que recién se casó con Jennifer (Jennifer Aniston), también de la misma profesión. Para que ella no pensara en tener hijos, aùn, John decide comprarle un cachorro, al fin sería como criar a un niño. A partir de aquí inicia una entrañable historia de mucho amor.
John y Jenni se aman, se apoyan en su trabajo, pasean juntos y con el perro, son confidentes, son cómplices de su propio amor. Nada ni nadie les impide estar juntos y ser un matrimonio envidiable. Podemos ver en su historia, la evolución, el ascenso laboral de él, la inseguridad pública de su vecindario, la perfección profesional de ella, la búsqueda del primer hijo, las riñas, la fragilidad del amor, apunto del rompimiento, los amigos, los vecinos, en fin, tantas experiencias, y en todas es Marley testigo fiel, amigo y compañero de ambos.
Porque en todas las anécdotas está Marley dentro de la alberca, rompiendo un sillón, ansioso por querer salir a la calle, tragándose un collar, aullando de miedo por los truenos, cuidando a los niños, esperarlos en la parada del autobús escolar, sirviendo de chivo expiatorio para que el amigo de John, Sebastian (Eric Dane), conquiste mujeres, dejando excremento dentro del mar.
Sin embargo, pese a todas sus travesuras, sus maldades, claro que lo reprenden, pero lo quieren, lo valoran, lo aprecian, ya que Marley se convierte en piedra angular de la familia, en un miembro fundamental de ella, en él encuentran alegría en los triunfos, consuelo en los momentos difíciles, objeto de desquite en los enfados. Recibe todas las emociones, pero Marley sólo sabe dar cariño para los niños y para los padres, John y Jenni.
Bien dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Porque es incondicional, es fiel, es amoroso, juguetón, a veces pareciera que supiera escuchar nuestros desahogos; cuando caemos ahí está, cuando nos levantamos y andamos nos acompaña. El perro en muchos casos, como en el mío, no es un hijo, pero si es alguien en quien podemos verter todo nuestro corazón a cambio, recibiremos eso y más de él.
Marley y yo (Marley and Me)
Director: David Frankel
Con: Owen Willson, Jennifer Aniston, Alan Arkin, Eric Dane
País: Estados Unidos
Año: 2008
Director: David Frankel
Con: Owen Willson, Jennifer Aniston, Alan Arkin, Eric Dane
País: Estados Unidos
Año: 2008
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