Una de las características esenciales de las mujeres es
que ante cualquier adversidad, circunstancias, situación, buena o mala, siempre
pondrán la mejor expresión posible para hacerle notar al resto del mundo que
todo está bien, algo curioso en las mujeres es que siempre van a buscar tener
su mundo en orden y armonía, para que eso suceda echarán por delante a todos sus
seres queridos, apoyándolos, solucionándoles la vida, sacrificándose en casi
todos los sentidos, esto pudiera sonar a cliché, pasado de moda, la típica figura
femenina de los años 50’s, 60’s del siglo XX, pero si se detienen un momento a
observar a las mujeres que tienen alrededor, o si tú que lees esto eres mujer,
mira hacia adentro de ti, además de ser estudiante, revolucionaria, ejecutiva,
trabajadora, emprendedora, deportista, artista, obrera, empleada, sea a lo que
te dediques o a lo que te dediques, verás que siempre pondrás por delante en
automático a quien sea que ames, sino tienes hijos, pues a los padres, si no
tienes a nadie, a un amigo, a un familiar, a tu mascota, a quien sea.
Joan Castleman (Glenn Close, Atracción Fatal) es ese estereotipo
de la mujer, “cabecita de algodón”, abnegada, amorosa, cariñosa, “preocupona”
por sus hijos, nieto, marido, que todos estés bien, que se lleven bien entre
sí, siempre buscando mantenerse siempre atrás de todos ellos, aunque sea ella
el sostén, la fuerza y el coraje de la familia, como diría mi mamá “yo no sé qué
vas hacer cuando te falte”, sin Joan no serían nadie, pero como toda mujer de
esta clase, se le nota que lo hace por gusto, por amor a todos ellos.
Aunque La Buena Esposa, dirigida por Björn Runge, tiene
una trama extremadamente sencilla, lo magistral de la cinta, por lo cual vale
la denominación de imperdible, es su actriz protagónica, donde Glenn muestra
una vez más lo “catedral” que es en el ambiente artístico. Por ella no es una
película plana, por ella no es aburrida, por ella te mantienes al filo de la
butaca, por ella se vuelve la historia un huracán de emociones.
Es la historia de una mujer dulce, buena, apoyo de
Joe, su esposo a quien le acaban de avisar que le otorgarán el premio Nobel de
Literatura y la cinta trata de todo lo que vive una persona que recibirá ese
premio desde el momento en que le hablan por teléfono hasta el día de la
ceremonia, pero desde el punto de vista de la esposa. Todo empieza de una
manera dulce y tierna, pero conforme Joan va viendo la actitud de su esposo y
va recordando cuando ellos era jóvenes va ella asimilando el verdadero papel
que ha tenido toda su vida a lado de su esposo: el de un cero a la izquierda,
la injusticia social eterna. Joan se ha dado cuenta que ha tenido todos los
papeles menos el de ella misma, el de mujer y ser valorada por ella misma y no
por ser la esposa de, la madre de.
Vemos a una Glenn Close como hace mucho no veíamos,
poderosa, ruidosa, pero sutil y elegante, aquí no verán gritos sobre dramáticos,
tampoco lágrimas baratas que chantajeen al público, sino un correr de muchas
emociones, transformación de circunstancias casi imperceptible que poco a poco
serán insostenible, verán un nivel de actuación que en realidad hace mucho no
vemos en nadie un nivel de actuación de este calibre.
Hay películas que valen la pena solo por una persona,
en este caso por Glenn, si hubiera sido otra actriz créanme que esta cinta hubiera
pasado desapercibida. Porque lo que hace Close aquí es un grito desesperado
para que volteemos a ver a nuestras mujeres y darles el valor que tienen y se merecen:
personas, mujeres, punto.
LA BUENA ESPOSA
(THE WIFE)
Dirige: Björn Runge
Guión: Jane Anderson, basado en el libro de Meg
Wolitzer
Protagonista: Glenn Close, Jonathan Pryce, Christian
Slater
Produce: Silver Reel, Meta Film, Anonymous Content
Reino Unido, Suecia, Estados Unidos, 2018
En inglés, sueco
99 min
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