domingo, 8 de diciembre de 2013

BESOS DE AZUCAR



En repetidas ocasiones, en este espacio, he comentado que las historias cinematográficas que mejor funcionan son las que se extraen de la realidad circundante, son las que se hayan dentro de un contexto social, político, cultural, psicológico y religioso, referentes al pasado, presente o futuro. Me refiero a historias que no tienen la intención de criticar, mucho menos condenar hechos históricos, sino más bien tratan de mostrarnos que son el resultado de las circunstancias existentes.

BESOS DE AZÚCAR tiene a su favor esto precisamente. Carlos Cuarón, director de la cinta nos trae a la pantalla grande el retrato de la vida cotidiana de uno de los barrios más temidos, pero con mucha cultura, tradición, que vienen de la bravura histórica de sus vecinos; una colonia conformado por un mosaico indivisible e interminable en narraciones: Tepito, ubicado a unos pasos del centro de la Ciudad de México.



El también director de RUDO Y CURSI, toma la parte de la corrupción policial, la mafia del comercio irregular anidada en las calles de la colonia por décadas y un poco de la psicología de sus habitantes para contarnos una historia de inocencia y amor entre dos niños de doce años hijos de ese barrio.

Muy “shakespeariano”, además inspirada en la cinta MELODY, es la narración de un amor imposible ya que cada niño pertenece a familiar rivales. Él es hijastro de un vendedor de películas piratas, su madre policía de tránsito. Ella, hija de la mujer “rica” y tal vez más importante de la colonia, es decir, la líder de todos los ambulantes, la que negocia con la delegación, la que se entrega al cuerpo policíaco, por su puesto, quiere lo mejor para su hija y la tiene estudiando en un colegio de Polanco, por tanto, nadie puede acercarse a su hija, nadie la merece, está prohibido hasta acercársela.



La película se antoja, linda, llena de ternura y amor inocente. La idea y la narrativa en imágenes es la ideal, entretiene, mantiene al espectador pendiente de qué es lo que pasará. Sin embargo tiene dos inconvenientes importantes: tarda en “asuntar”, es decir, tarda mucho en cerrar el planteamiento, pierde tiempo en mostrarnos la vida cotidiana de todos los personajes, la psicología de cada uno de ellos, las relaciones interpersonales, pareciera que nunca va a llegar el punto medular de la cinta: el inicio de la relación amorosa de los niños.

Pero cuando por fin los muchachitos se conocen y deciden intentar “algo” a su entender, empieza lo mero bueno, y también el otro inconveniente: como ellos dos NO son actores (se nota que los contrato “de por ahí”) no reflejan la intensidad de su inocencia, de su despertar sexual, de sus caprichos e ilusiones, no proyectan nada, por tanto la película no levanta como debería.



Hay que reconocer, es importante esta cinta por el hecho de que no se está juzgando a nadie en el barrio, no se está condenando la piratería, no se critica la interminable corrupción de las autoridades, simplemente se muestra lo que es, punto. Es un retrato a través de tantas historias que deben encerrar en sus calles.

BESOS DE AZÚCAR
DIR. CARLOS CUARÓN
ESCRIBE: CARLOS CUARÓN Y LUIS USABIAGA
CON: HÉCTOR JIMÉNEZ, PALOMA ARREDONDO, VERÓNICA FALCÓN
PRODUCE: BESOS COSMICOS, ITACA FILMS
MÉXICO, 2013

89 MIN.

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