Ningún adulto podrá desmentirme
al mencionar que en la adolescencia no sabíamos lo que queremos, deseamos todo,
pero nada a la vez. El adolescente vive en crisis existencial permanente o al
menos eso hacen notar. Esto mismo lo mencioné en la reseña de la película “Llámame Por Tu Nombre”(reseña aquí), al igual que
esta que les voy a contar, “Lady Bird”, ambas están nominadas al Oscar para
este año entre otras categorías, a mejor película y mejor actor en la primera,
mejor actriz en la segunda.
Los adolescentes aunque callan
sus emociones por temor a ser señalados, por sus indecisiones, por su carencia
de afecto o demostraciones de cariño, también es verdad que buscan la manera de
expresarse, es la edad en la que quieren hacer valer su palabra, sus opiniones
y sus planes en el presente y futuro, pero también es la etapa en donde los
sentimientos están totalmente desequilibrados, si reciben un no por respuesta,
una crítica, una opinión cualquiera que sea, los adolescentes explotaran de
diversas formas de manera exagerada, porque es cuando todas las situaciones la
dimensionan de forma exorbitante, cuando bien podría platicarse la solución.
Es así exactamente Lady Bird,
nuestra heroína en turno. Una chica de 17 años que está en su último año de
secundaria. Y para darnos una idea de lo que es capaz, de sentir y de hacer, en
los primeros 5 minutos de la cinta nos presentan a este personaje en toda su
forma: van ella y su madre al volante rumbo a Sacramento, su nueva ciudad,
escuchando una cinta sobre el amor, la nostalgia de lo que se deja atrás, ambas
lloran, parece que se adoran madre e hija, opinando sobre los temas de la
grabación y lo que les depara el futuro, una cosa lleva a la otra y lo que era
amor se convirtió en una batalla campal y al no obtener respuesta positiva y sentirse
acorralada, Lady Bird abre la puerta del carro en marcha y se arroja al vacío.
Esa es Lady Bird, que en realidad
no se llama así, ¿por qué no elegir uno mismo su propio nombre? Una muchachita
voluble, cambiante, indecisa, interesada, que busca encajar en todos los
círculos sociales de la escuela, con amigos verdaderos, con amigos falsos, enamoradiza
y deseosa de experimentar por primera vez su sexualidad, como cualquier joven
de su edad. Lo notable en la historia de Lady Bird es la relación que tiene con
su madre, quiere acercarse a ella, pero hay una barrera entre ellas, misma que
ha construido la señora misma, pero no por mala ni porque no quiera estar con
su hija, al contrario, la adora, pero es difícil ser madre, y más por la
difícil situación familiar por la que atraviesan, pero los adolescentes son
egoístas quieren toda la atención a sabiendas que hay otras situaciones más
importantes qué resolver.
Las actuaciones de Saoirse Ronan
y Laurie Metcalf, son tan limpias, tan verosímiles que sí logran transmitir su
relación tensa entre ambas, una dualidad de amor y odio. Es común que en la
relación entre madre e hija empiece a tensarse cuando hay un dejo de envidia
entre ambas, que nunca se confiesan pero que las acciones las delatan, pues así
estos personajes y por ello Lady Bird se conduce por sí sola sin consejo ni guía
de un adulto. ¿Qué queda entonces para que el amor entre padres e hijos
prevalezca y superar estos problemas? Solamente PACIENCIA.
Mira el tráiler aquí:
LADY BIRD
Dirige y escribe: Greta Gerwig
Con: Saoirse Ronan, Laurie
Metcalf, Tracy Letts
Produce: Scott Rudin Productions,
Entertainment 360, IAC Films
Estados Unidos, 2017
En inglés, francés y español
latino
94 min.
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