La pregunta es ¿por qué al género masculino nos cuesta tanto decir las cosas directamente? Otra duda ¿por qué se nos dificulta expresar nuestros sentimientos? Más aún ¿por qué no nos atrevemos a decir nuestras emociones o sentimientos a otro hombre?
¡Cuidado! Cuando digo que un hombre se exprese con otro hombre me refiero de un padre a su hijo, de un hermano a otro, de un varón a su primo, a su sobrino, a su mejor amigo. Y al hablar de sentimientos no necesariamente es expresar el amor, más bien va mucho más allá, hablar de la gratitud, la admiración, la empatía, el acuerdo o desacuerdo, del enfado, de las diferencias, todo. Los hombres preferimos callar, guardarnos todo, lo bueno y lo malo.
Así es como surgen los conflictos familiares, nos alejamos de nuestros padres, tal vez, en algunas ocasiones hasta los dejamos de frecuentar en lugar de afrontar nuestra propia personalidad y la de nuestro progenitor, aceptar tal cual es y dejarlo ser; así es como lo educaron, eso conoce, eso le parece lo correcto aunque no lo sea, pero para eso son las palabras, para comunicarnos, para llegar a acuerdos; por tanto, si tu padre fue exageradamente rígido contigo, no es que quiera desearte el mal, o ponerte todas las trabas del mundo para que odies al mundo o te frustres, al contrario, es porque desde su perspectiva de la vida, eso le parece lo correcto.
Desgraciadamente, cuando lo entendemos y lo queremos compensar, es demasiado tarde. Tu padre es viejo, ya no escucha, ya no ve, ya no asimila, tiene alguna enfermedad que le impide estar bien de sus facultades mentales, o simplemente ya no está entre nosotros. Precisamente cuando te das la oportunidad de decirle a tu padre "te quiero" "te amo" "gracias por todo (mucho o poco) lo bueno de mi infancia", ya no está, ni física ni espiritual, ni mentalmente, tu padre se fue con esa frustración de decirle a su hijo "te amo".
Es verdad, te comprendo, creo que todo hijo atravesamos por el mismo trance con su padre, ya sea por algún mal entendido, ya sea porque las personalidades son tan similares que chocan que los días de paz entre ambos se han acabado. Pero alguien tiene que ceder, sentarse y reflexionar, recordar los momentos extraordinarios con tu padre, estos pesan mucho más que cualquier desavenencia. Hombre: acércate a tu padre, a tu padrino, a tu primo, a tu sobrino, a tu mejor amigo y dile que lo quieres, que lo respetas, que lo aprecias, y si te cuesta trabajo hacerlo, entonces regálale un abrazo bien apretado, mínimo cada vez que se saludan o se despiden, con esto le están también diciendo tus sentimientos hacia él.
Sé que en nuestra cultura el que un hombre se exprese así hacia otro hombre, aunque sea su propia sangre, su familia, es mal visto, son "joterías" o "mariconadas", la imagen del género masculino es de fortaleza en inquebrantable en todos los aspectos, y el decir los sentimientos se traduce como debilidad, como cobardía, como puntos de quiebre para atacar nuestro espíritu de guerrero, eso de las emociones y de expresar el alma es sólo para las mujeres quienes se suponen son el sexo débil. ¡Bah! Pensamientos retrógadas.
¿Pero saben? "jotería" y "mariconería" nada tiene que ver con la preferencia sexual, ni con que un hombre desee mimetizarse con una mujer; esos dos términos hoy en día, siglo XXI, es sinónimo de cobardía, de miedo, de temor, de mediocridad, de no atreverse a hacer las cosas, de desidia. Entonces no es más joto o maricón el no aceptar sus sentimientos por su padre, y peor de joto es aquél que no se los demuestra ¿por qué? Porque es un cobarde, le da miedo verlo a los ojos y abrazarlo.
¡Aguas! Porque las guerras, los pleitos entre automovilistas, las peleas en el metro o en el trasporte público, habla de cuán frustrados estamos, porque nos guardamos tantas cosas alegres y dolorosas que hasta el más mínimo roce, tráfico, o mirada intrascendente nos provoca ira irracional. Es por eso, porque como hombres no sabemos sacar todos los sentimientos negativos o positivos, ni cuándo, ni dónde, ni con quién.
Y cuando por fin decidimos estar con ese hombre valioso, tu padre o quien sea, puede ser demasiado tarde. Y el descanso de nuestro espíritu puede verde alterado por este hecho.
ROBERT DOWNEY JR. como Hank Palmen, interpreta a ese hijo que por razones de incomprensión decidió abandonar, no del todo, a su familia, a sus padres, a sus hermanos y amigos, puesto que su personalidad ya no tenía cabida en ese hogar, se convierte en un excelente abogado defensor, misma profesión que su padre. Pero son las mismas leyes las cuales trabajarán para acercar de manera dramática este hijo con su padre y a este padre con su hijo, ya que posterior a la muerte de la madre, el juez Joseph Palmer, personificado por ROBERT DUVALL se ve involucrado en la muerte ¿o asesinato? de un ex convicto.
Si aún tiene la bendición de contar en su vida a su padre, no lo dejen, mejor vayan, visítenlo, denle una sonrisa, un abrazo, UN TE QUIERO (o quien les nazca de su mismo sexo, pero háganlo) verán que gratificante es.
EL JUEZ
(THE JUDGE)
Dir. DAVID DOBKIN
GUIÓN: NICK SCHENK Y BILL DUBUQUE
CON: ROBERT DOWNEY JR., ROBERT DUVALL, VERA FARMIGA
PRODUCE: WARNER BROS., BIG KID PICTURES
E.U.A. 2014
141 MIN.