El ser humano, sobre todo hoy en día, pareciera que para ser persona debemos estar frustrados de lo contrario no pertenecemos a este mundo. ¿Saben qué? Eso no es cierto. No quiero caer el cliché o en las frases hechas pero así es, "persigamos nuestros sueños, hagamos realidad lo que anhelamos", es cierto, no nos frustremos, no nos limitemos. Hagamos de todo lo que nos gustaria hacer, experimentemos lo que se nos antoja probar, estudiemos lo que deseamos hacer en la vida. Claro, escuchemos consejos, pongamos atención a lo que los otros nos dicen qué es bueno y malo para uno mismo, pero al final la última palabra es de nosotros.
UNA FAMILIA MUY NORMAL no es una película de temática gay pese a que la historia se centra en un muchacho italiano cuya salida del clóset se ve truncada por su propio hermano y padre. Esta película es sobre las frustraciones, sobre los sueños que se quedan en el aire, sobre el equilibrio entre las costumbres familiares y el auto estima de cada uno como individuos.
Ahora me explico. Tomasso es un recién graduado de la carrera de letras y filosofía en Roma, regresa a la provincia donde nació para enfrentarse a toda la familia y decir enfrente de todos que es homosexual, sin embargo, antes de hablar con nadie, su hermano mayor, Antonio, sale del "clóset" en frente de todos en la cena de negocios familiar, atónito Tomasso debe callar porque su padre le da el mando de la empresa y la familia al ser el único hombre de sus hijos que queda. Así Tomasso debe truncar su vida como escritor, como pareja, como hijo, como hombre, como individuo.
Tomasso (Ricardo Scamarcio) es sólo el pretexto para arrancar una serie de anécdotas unas trágicas, otras no tanto, otras más de cómicas. Por ejemplo, está la tía de Tomasso (Gea Martire), madura, quedada, dependiente de los anti depresivos, del alcohol, pero en su mirada se deonata tristeza y frustración. La abuela y matriarca (Ilaria Occhini) siempre vivio con un dolor mudo, creció y se desarrollo con una tristeza inmensa, atada a su enfermedad, a su soledad, atada las "buenas costumbres" nunca pudo realizar su vida como ella en verdad la quería.
Y también está una parte muy importante que todos hacemos sin excepción. La máscara. Cuando más nos sentimos vulnerables ante la vida, ante a familia, ¿qué hacemos a manera de mecanismo de defensa? Así es, nos colocamos un algo para que no nos veamos tal como somos en ese momento: tristes, amargados, limitados, llenos de hartazgo y de maldiciones. Esa máscara debe ser siempre la de optimismo, alegría y aceptación sin cuestionamiento a todo lo que se nos dice.
Este es el papel que interpreta Nicole Gramaudo a través de Alba Brunetti, hija de uno de los socios del nogocio del padre de Tomasso. Nicole al principio es arrogante, déspota, engreída, vengativa. Pero al entablar relación laboral y de amistad con Tomasso para sacar adelante la empresa, se da cuenta que no vale la pena estar perdiendo el tiempo con esos momentos, esos sentimientos, ese rencor. Nos muestra lo que nos puede acarrear el callar nuestros sentimientos, o los pensamientos.
final el amor en el que nos podemos encontrar inmersos siempre nos hará ver el otro lado de la moneda, que nada está perdido, o casi nada. Es sólo cuestión de agarrar las riendas de nuestro propio espíritu. La amistad es un antídoto para cualquier depresión en la que nos podamos estar topando. La amistad incondicional es la verdadera familia entre la misma familia, o con los amigos, pero ellos siempre nos darán la fuerza y el tesón que necesitamos para salir adelante y conseguir lo que en verdad soñamos, con quien queremos estar, lo que queremos hacer o ser.
UNA FAMILIA MUY NORMAL
(MINE VAGANTI)
DIR. FERZAN OZPETEK
GUION: IVAN COTRONEO Y FERZAN OZPETEK
CON: RICCARDO SCAMARCIO, NICOLE GRIMAUDO, ALESSANDRO PREZIOSI
PRODUCE: FANDANGO, RAI CINEMA
ITALIA, 2010
110 MIN.
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