Eviten guiarse por todos aquellos que vieron esta cinta y les digan: "es irreal", "iba bien hasta que en el final se cae todo", "¿cómo es posible que alguien te regale algo así como así? Eso no existe"
Precisamente este es el punto medular de la trama: que todos aquellos que veamos la cinta y nos estruja el corazón, es porque aún creemos en la bondad de la gente, de los extraños. Tener fe y esperanza que por nuestras acciones buenas o excelentes, se nos regrese algo así de bueno a nuestra vida, en retribución al haber hecho el bien y sin mirar a quién. Puede decirse que GUTEN TAG es un cuento de hadas pero muy a nuestra realidad mexicana. Algo que en nuestros días y en nuestro país necesitamos: creer.
GUTEN TAG (BUEN DÍA)
RAMÓN es la película mexicana del año, definitivamente. Es
imperdible, se merece que abarrotemos su sala de exhibición. Es entrañable, es
hermosa, llena de esperanza y fe, provoca que aún creamos en la humanidad. Nos
ofrece amor, alegría. Esta película nos abraza, tranquiliza el alma. Nos indica
que en entre la gente del mundo todavía queda quien conserva la bondad, quien
desea apoyar al prójimo desvalido incondicionalmente.
Como pueden percatarse, GUTEN TAG RAMÓN del director JORGE RAMÍREZ SUÁREZ no es una cinta más sobre miseria humana mexicana, no es una cinta acusadora, no es pretenciosa, no es otra más sobre delincuencia, narcotráfico e inmigrantes ilegales derrochando pobreza espiritual; es una cinta de amor propio, amor a la familia pero sobre todo amor incondicional al prójimo que aunque parezca imposible, todavía existe en el mundo a pesar de las guerras, de los secuestros, de los robos, de la corrupción, del odio. TODAVÍA HAY AMOR y FE en la humanidad, creer que los desconocidos aún tiene bondad.
Erase
una vez, RAMÓN CASTRO (Kristyan Ferrer) un muchachito de quince años inquieto, lleno de
ilusiones, de sueños y proyectos, los cuales, todos, radicaban en el hecho de
ayudar a su familia que la componían solamente de su abuela muy enferma,
sentenciada a la vida sedentaria y su joven madre quien ayudaba en lo posible
pero no era suficiente, nunca era suficiente. Ramón, junto con su familia vivía
en un pueblito recóndito en medio del desierto duranguense, en una casita hecha
de adobe, una vivienda vieja, polvosa, donde lo que más se respira era la
pobreza, espíritus frustrados donde la superación económica no tiene cabida,
sin embargo Ramón hará todo lo posible para darle de comer, cuando menos, a sus
progenitoras. Es por eso que, después de su quinto intento frustrado por cruzar
la frontera para llegar a los Estados Unidos, este jovencito encontró en el
consejo de un amigo, y después de rechazar la oferta del crimen organizado, una
posible solución a sus problemas: irse a Alemania. Finalmente, con lo que paga
a los “polleros”, podría fácilmente comprar un avión e irse a ese país europeo,
al fin y al cabo no piden visa.
El amigo le aconsejó vivir con una tía que radica allá, ella le ayudaría a conseguir trabajo. Ramón hizo caso de esta propuesta, llega a Alemania, con un poco de dificultad llega hasta el domicilio de la tía, el muchachito toca la puerta, lo recibe un hombre mal encarado, malhumorado, quien en su idioma le grita al muchacho recién llegado que esa mujer que busca ya no vive ahí y le cierra le azota la puerta en la cara. Ramón quien obviamente no entiende ni una sola palabra, ni de la actitud del hombre en cuestión, queda a la deriva en ese país tan lejano y tan desconocido. ¿Y ahora? ¿Cómo podrá salir adelante? ¿Cómo sobrevivirá? Ramón no sabe alemán, en una cultura desconocida, entre gente absolutamente distinta en los rasgos, en la mentalidad, en todo nada que ver con los gringos. Dónde dormir, qué comer, cómo comunicarse, eso es el punto medular de este bonito y esperanzador cuento.
El amigo le aconsejó vivir con una tía que radica allá, ella le ayudaría a conseguir trabajo. Ramón hizo caso de esta propuesta, llega a Alemania, con un poco de dificultad llega hasta el domicilio de la tía, el muchachito toca la puerta, lo recibe un hombre mal encarado, malhumorado, quien en su idioma le grita al muchacho recién llegado que esa mujer que busca ya no vive ahí y le cierra le azota la puerta en la cara. Ramón quien obviamente no entiende ni una sola palabra, ni de la actitud del hombre en cuestión, queda a la deriva en ese país tan lejano y tan desconocido. ¿Y ahora? ¿Cómo podrá salir adelante? ¿Cómo sobrevivirá? Ramón no sabe alemán, en una cultura desconocida, entre gente absolutamente distinta en los rasgos, en la mentalidad, en todo nada que ver con los gringos. Dónde dormir, qué comer, cómo comunicarse, eso es el punto medular de este bonito y esperanzador cuento.
Y
hablando de la manufactura GUTEN TAG contiene todos los elementos de una cinta
de alta calidad. Conforme transcurre la película, nos vamos dando cuenta que
pareciera que estamos viendo una película europea (no porque esté ubicada en
Alemania) sino por el tipo de fotografía, regalando panoramas para hacernos
sentir en aquel frío país; la edición, eligiendo las tomas y los encuadres más
impactantes, para conmover a la audiencia; la música incidental y de primer
plano, que cae en los momentos precisos y enaltecer estados de ánimo de
alegría, de tristeza y lograr conmover.
RAMÍREZ SUÁREZ nos entrega una película padrísima e imperdible. Nos hace añorar, nos provoca
ayudar a Ramón, nos invita a abrazar a RUTH (Ingeborg Schöner); GUTEN TAG nos dice que cuando más
estemos apesadumbrados, que cuando nada puede ir peor, sí hay personas propias
y desconocidas que creen en nosotros mismos, que nos tienen fe, que nos pueden
ayudar aunque sea solamente con un trozo de pan y un vaso con agua.
GUTEN
TAG (BIEN DÍA) RAMÓN.
DIRIGE
Y ESCRIBE: JORGE RAMÍREZ SUÁREZ
CON: KRISTYAN FERRER, INGEBORG SCHÖNER, ADRIANA BARRAZA
PRODUCE: BEANCA FILMS, MPN COLOGNE FILM 3, FOX INTERNATIONAL PRODUCTIONS
MÉXICO/ALEMANIA,
2014
110
MIN.