lunes, 16 de julio de 2012

SALVAJES

“Hoy por hoy Estados Unidos es el país que tiene la mejor mota y eso evidentemente llamaría la atención de los narcos mexicanos que producen pura basura y la venden en volúmenes muy altos… Resiento que el gobierno nos quiera decir qué hacer. Esta guerra de droga es una locura… No podemos decirle a la gente qué hacer… Debemos aceptar que prohibirlo no funcionará como no funcionó con el alcohol en la prohibición de 1919.” ¿Eso qué Stone? Nada de lo que mencionó para promover su película sustenta el guión, de hecho el argumento dista en años luz de lo que verdaderamente trata la cinta: de nada, a la mitad de la historia se vuelve en una especie de “chic flick” (historias para mujeres) o de comedia romántica disfrazada de intensidad y preocupación social.



Claro ejemplo de que los seres humanos sólo hablamos “nada más porque Dios nos dio boca” es Oliver Stone, famoso director de cine por cintas importantes de crítica social o política como “JFK”. En lo personal a mi no me incomoda que los famosos se pongan la camiseta de alguna causa social, política, ecologista, etcétera; lo que sí es francamente molesto que quieran doctrinar a la gente con sus creencias muy particulares, o que le digan a la gente cómo hacer las cosas, pero peor aún, hablan cuando ni siquiera su trabajo no está a la altura de las circunstancias.
 
 “Salvajes” empieza regular, con algo supuestamente transgresor, un par de amigos, los mejores que puede haber en la vida, uno violento porque fue soldado y proviene de la guerra contra Irak, y el otro graduado de finanzas y botánica de la universidad, ambos comparten a la misma novia, los tres viven juntos, viven en paz y armonía, mientras que uno de ellos se ausenta, los otros dos hacen el amor, y  viceversa, o cuando se extrañan después de la ausencia los tres se dan sus ”toques”, y hacen otra vez el amor todos juntos, todo hermoso y perfecto desde el punto de vista hippie. Además, comercian con marihuana, se ubican en California, donde la planta para uso médico es legal, ellos la cultivan, la producen y la venden; su hierba es de la mejor calidad que puede haber en toda esa región y es así como se hacen de excelente reputación en ese mundo.
La historia se torna un tantito interesante cuando el Cártel de Tijuana dirigido por La Reina Elena, una Salma Hayek en papel de “Teresa” pero con harto varo y harta droga, está haciendo todo lo posible para mantenerse en pie ya que el cártel enemigo quiere apoderarse con la zona, ¿y cómo podría continuar el cártel del Tijuana dentro del mercado ilegal? Haciendo negocios con los amigos que producen una hierba de gran calidad, contratándolos como sus biólogos, productores, agricultores de confianza, así mantener fuertemente su presencia en Estados Unidos. Ben y Chon, (Taylor Kitsch y Aaron Johnson) se rehúsan, obvio las organizaciones criminales no aceptan un “no” como respuesta, por tanto secuestran a “O” (Baker Lively) la enamorada de ellos, para presionarlos.
Y es a partir de aquí cuando la cinta se vuelve un verdadero circo, en una película tan banal, tan superficial, carente de profundidad. Jamás  es una cinta crítica a las posturas de ambos países sobre el tema, la vida íntima de los cárteles y sus cabezas. Menos es una disertación sobre la dicotomía psicológica en la que seguramente deben vivir los capos.  Se vuelve una especie de parodia, como esas cintas de “No es otra tonta película de…”, es una cinta de amor pero mal planteado, de humor involuntario.

Con decirles, está tan mala que lo rescatable son las actuaciones de Salma Hayek, como la avariciosa Teresa de 1989 pero encarnada en la jefa de un grupo delictivo, Benicio del Toro que parece recién dado de alta del San Bernardino, y Demián Bichir que demuestra que sí es buen actor, aunque sólo tenga una participación de cinco minutos como el brazo derecho de Hayek. John Travolta, el primero en los créditos, no existe, él tiene que ver en esta comedia de enredos siendo un agente simpático de la CIA coludido en este mundo lleno de impunidad.
Al final, “O” quien va narrando la historia, menciona que ese final, por las circunstancias dadas, es una verdadera “cagada”, y sí, no puede ser que Oliver Stone haya decidido terminar la película de una manera tan infame, tan asquerosa, como si quisiera burlarse del público. Ese final parece homenaje al peor capítulo del chavo del ocho por lo absurdo y ridículo que es. Es tan espantoso que el mismo público en el que me tocó estar se empezó a reír de lo ilógico, de lo inverosímil que estábamos presenciando.

Pensándolo bien, creo que no sólo el final fue en honor a Chespirito o al personaje del barril, sino toda la película porque en toda ella, cada vez que llegaba un mensaje a la computadora o a los celulares de Ben y Chon sonaban los compases de la tonada de identificación de el chavo del ocho, juro que faltó verlo salir del barril para que “Salvajes” se coronara como el mega churro del verano. Si a esas vamos, prefiero “Los Indestructibles 2”, tal vez también sea tonta y ridícula pero de eso se trata, de ver a las leyendas del cine de acción a punto de la tumba haciendo el ridículo dando todavía patadas y pistolazos. Lo contrario de “Salvajes” pretendiendo ser intensa, trasgresora, seria y crítica, cuando no pasa de ser una mala telenovela de Miami o en el mejor de los casos de Argos producciones.
SALVAJES
(SAVAGES)
Dir. Oliver Stone
Guión: Shane Salerno, Don Winslow
Con: Taylor Kitsch, Aaron Johnson, Blake Lively, Salma Hayek, Benicio del Toro
Produce: Onda Entertainment Relativity Media
EUA
131 min

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