Desde que vi el tráiler de Atrapen al Gringo si me atrapó por los banales hechos de que Gibson la produjo y trabajó en Veracruz, también recordé que se rodó en un penal de esa ciudad, y a forma de chisme, que al actor hollywoodense se ha enamorado del puerto. Entonces eso me despertó mi curiosidad, ya que vi en los cortos que un grupo de mexicanos perseguían a un gringo. ¡Achis miachis!
Después de ver Atrapen al Gringo, no dudaría que fuera un fracaso en Estados Unidos, que la gente le haya dado la espalda a esta cinta, y es que tiene toda la manufactura de una película mexicana pese a que es netamente del “gabacho”. Se desarrolla en México, en un penal mexicano, entre gente mexicana, con actores todos mexicanos, con una estética y un diseño de producción mexicano, con problemas tan mexicanos como la impunidad, la corrupción penitenciaria, el tráfico de armas y droga, la fotografía; todo lo hace parecer una cinta mexicana, como si el actor invitado fuera Mel.
Los chistes, el drama, y los actores protagónicos hacen que la historia se aproxime mucho a nuestra idiosincrasia y por tanto al público nacional, nos identificamos con lo que vemos en pantalla, por eso nos entretiene, nos interesa y divierte.
Existió en Tijuana hace ya unos ayeres una penitenciaría conocido comúnmente como “El Pueblito” en el cual, además de juntar a los reos y reas en un mismo espacio, éstos podían mantener a su familia con ellos viviendo dentro, así se podía ver niños corriendo, señoras lavando, gente compartiendo los sanitarios comunes, como si fuera una vecindad no una cárcel; también había tiendita de abarrotes, taquería, farmacia, en fin, negocios, sin mencionar el descaro de vender heroína y otras drogas, armas y mujeres como si fueran dulces. Bueno, ¡una cosa preciosa ese penal del Pueblito! El paraíso terrenal.
Daniel Jiménez Cacho como Javi y su hermano mayor Jesús Ochoa son los que controlaban toda dinámica dentro de este lugar, no se daba un paso sin que éstos se enteraran o lo autorizaran. Gibson es un ladrón que escapa de la autoridad de su país para caer en manos de la policía mexicana quienes lo entregan al “pueblito”, dentro empezará a convivir con esta cultura baja, ruin, putrefacta de un país extranjero, todo para salir pronto y recuperar el dinero que había robado. En el transcurso de los días, aprende a apreciar a (Kevin Hernández) un niño de 10 años adicto al cigarro, sediento de venganza (que por cierto, ojo con este chiquillo, qué buen actor resulta ser, brilla en pantalla, sabe transmitir muchísima química con Gibson), y a su madre (Dolores Heredia) una adicta redenta para quien lo más importante es proteger a su hijo ya que alguien se lo quiere llevar para siempre, ¿por qué o para qué? He ahí el meollo del asunto y lo que desata todo el conflicto central.
Por su puesto, Gibson, a través de su personaje, hace gala de astucia, inteligencia y sagacidad para salir bien librado de las persecuciones o de los tiroteos, es por eso que recuerda mucho en su trabajo de Arma Mortal.
Una cinta independiente, que por los temas que manejan, y el tratamiento que se le da, al público estadounidense le resulta extremadamente ajeno. Es divertida en el más puro entretenimiento, una trama sumamente sencilla, que también debe ser cruda por el carácter innegable del sistema mexicano en cuanto a la impartición de justicia; cinta de bajo presupuesto, y que cumple con su cometido: distraer por hora y media, nada más. No crean que verán algo como El Padrino, o Cara Cortada. Digo, “tampoco le pidan oro al manzano”.
ATRAPEN AL GRINGO
(GET THE GRINGO)
DIR. ADRIÁN GRUMBERG
GUIÓN: ADRIÁN GRUMBERG, STACY PERSKIE Y MEL GIBSON
CON: MEL GIBSON, DANIEL JIMÉNEZ CACHO, JESÚS OCHOA, DOLORES HEREDIA
PRODUCE: AIRBORNE PRODUCTIONS, ICON PRODUCTIONS
E.U.A. 2011
98 MIN
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