Como consecuencia de esto, aparecen nuestros seguidores o mejor aún, fans que viven para leer cada palabra, cada coma, cada punto que plasmemos el restro de nuestras vidas. Como fans pueden hasta sentir un especie de sentimiento positivo hacia los autores, cariño, admiración, hasta amor esto no implica el hecho de que deben conocernos personalmente. Simplemente el poder de las palabras hacen todo el trabajo.
A Paul Sheldon (James Caan) le pasó esto precisamente en la película Misery. En este trabajo dirigido por Rob Reiner, Paul es exitoso escritor de una serie de novelas sobre una mujer llamada Misery. Un buen día Paul ha terminado lo que sería el último libro de la saga, él tiene la costumbre de enclaustrarse en una campiña para escribir, esta no fue excepción. Cuando va de regreso a la ciudad, a mitad de camino sufre un percance automovilístico cuya rescatista es Annie (Kathy Bates), una enfermera de profesión, o eso dice ella, que resulta ser fan del escritor y gran admiradora de toda la historia que versa sobre Misery, y para deleite de ella y al tener en casa al su escritor favorito, podría leer el manuscrito que acaba de terminar Paul. Nunca debió haber dejado que lo leyera, jamás hubiera tenido ese accidente, hubiera sido mejor morir en el auto que caer en manos de esa psicópata.
El terror inicia cuando Annie no está de acuerdo en el destino que le da Paul a su protagónico de la novela. Ella empieza a a plicarle una serie de tortura psicológica y física sobre su amado Paul, ese amor exhacerbado que siente por él es quien la impulsa a realizar todas esas cosas atroces.
Esta es una excelente película más de terror, es sobre angustia, paranoia y desesperación. Escrita por el bien llamado amo del terror Stephen King recibió en su momento varias nominaciones a premios a nivel internacional, pero el premio más memorable no por lo que significa sino por la gran actuación, es el Oscar a mejor actriz. Kathy Bates hace una creación tal de este personaje que como público hace que recemos por nunca tener una vecina así, nunca en la vida.
Aquí lo importante es ver en una solo persona la conjunción de varios tipos de influencias que ejercen sobre ella: el régimen católico, que todo lo que ella hace es nombre de una moral siempre atenta a las buenas costumbres; los usos y costumbres tan rígidos imperantes en el pueblo en donde radica, machista, no necesito decir más, puesto qe la mujer siempre debe ser dulce, amable y atenta (por no decir sumisa) ante sus hombres, es por ello que ve en Misery la esperanza que nunca alcanzará. Entonces vemos plasmada en ella la opresión de una sociedad donde hasta hace poco las mujeres no debían servir más que para sus hijos, marido y hogar. Es tanto el enojo acumulado en Annie que cuando tuvo la oportunidad descargó su ira en la persona que más amaba y admiraba en la vida, su escritor favorito, Sheldon el creador de la figura femenina la cual Annie quisiera alcanzar.
Ahora que en México se presenta la obra de teatro basada en esta misma historia, protaginanzando Damián Alcázar y una muy sorpresiva Itatí Cantoral, me pareció adecuado recomendarles la película de 1990.
Que más quisiéramos los escritores que nuestros trabajos lleguen a un gran número de personas y que éste crezca día a día, sobre todo actualmente que todo es tecnología. Pero si este es el precio, como el que sufrió Paul Sheldon, mejor no escribo nada, aunque todo tiene su precio, es un precio caro pero creo que lo valemos.
PLAY:
MISERY
Dir. Rob Reiner
Guión: William Goldman
Con: James Caan y Kathy Bates
Produce: Castle Rock Entertainment
EUA 1990
107 min.