Esta es la cinta del
perfeccionismo personificado. Un patrón común entre la gente de éxito es la auto
disciplina obsesiva. Con éxito no sólo me refiero a que la gente consiga un
premio, llegue a la meta, o que las personas exitosas sean acreedores a
medallas o dinero; más bien hablo del reconocimiento personal, el estar
presente constantemente de manera positiva en la mente del público, de los
círculos sociales más herméticos, ser figura ejemplar para el gremio; así,
gracias a esto, el dinero y la fama son una recompensa adicional al éxito.
¿Cómo se logra esto? Con mucha
disciplina. Dice el diccionario, “es el cumplimiento constante de un conjunto
de normas o reglas para lograr un resultado previamente marcado”, a lo que yo
añadiría “es el cumplimiento ESTRICTO de esas reglas”, cumplirlas tal cual, sin
que falte una coma, un punto, un acento. Lo que nos dice esto es que quien cumpla
cabalmente de disciplina corre el riesgo de caer en la obsesión con el orden,
la limpieza, los procesos, los momentos, si no se cumplen como lo ORDENAN
entonces se siente que el mundo se arruinó, el día, el espíritu, de forma
exagerada, cuando no es verdad, tan fácil como buscar una solución a todos los
tropiezos que se presentan en el día a día; pero es efectivamente que los
perfeccionistas están obsesionados con el control de todas las situaciones para
que nunca (es una falacia) enfrentarse con ningún problema.
Estoy hablando de Reynolds
Woodcock (interpretado genialmente por Daniel Day-Lewis), un ser que no soporta
que nadie se brinque las reglas que él a impuesto dentro de casa, por ejemplo durante
el desayuno debe estar el ambiente en absoluto silencio, y por silencio quiero
decir no escucharse nada ni siquiera el respirar de sus acompañantes; odia que
se le contradiga o el que alguien opine distinto a él, y cuando tiene la disposición
de escuchar alguna visión distinta la pasa por alto, lo único que vale es su
palabra; para él todo está mal, inclusive las propias decisiones y no cesa de
modificar su accionar o su pensamiento hasta que quede satisfecho con el
resultado.
Este tipo de personas se saben
correctas, perfectas e incuestionables y por eso, se tienen el derecho de
opinar, calificar, criticar, expresar todas sus opiniones a los demás sin
importar herir susceptibilidades, quebrar almas o romper corazones, o
conseguirse enemigos les tiene sin cuidados, tener amigos no es algo que les
importe, así como Reynolds, lo hacen no porque crean ser los villanos de algún cuento
sino porque desde su posición así es la manera correcta en que debemos
conducirnos los seres humanos en sociedad.
Como a Reynolds, estas personas
perfeccionistas y obsesivas no les interesa estar junto a personas que sólo se
quejan de cómo se les trata, de quienes suplican un mejor trato, que se hagan
chiquitos emocionalmente a lado de éste, gente que ruega por una caricia, un te
quiero, si por vueltas del destino se topan con estas personas, terminan por
aburrirse y desecharlas.
Este tipo de personas se saben
admiradas, idolatradas, amadas, eso les da poder, por tanto, no le temen a ser
impositivos, o a quedarse solos, todo con tal de lograr lo que ellos quieren y
cómo lo quieren. Pero todo ser humano tenemos un talón de Aquiles, el de Reynolds
es su madre, la adora por sobre todas las cosas, aún en su recuerdo, ya que no la
tiene físicamente; era ella la única persona que en verdad lo comprendía, lo
entendía y lo alentaba a ser como es, no lo juzgaba, no lo criticaba, y lo
protegía de todo el mal, su madre no le permitió crecer, en esencia, Reynolds
es un niño que le tiene miedo a que le hagan daño, de pronto necesita de un abrazo
cuando verdaderamente está en total vulnerabilidad.
El Hilo Fantasma del directo
(Paul Thomas Anderson, Magnolia, 1999), es una cinta que, recreada en algún
lugar de Inglaterra en los años 50, nos lleva de la mano a través de los
confines del alma de un afamado, aclamado diseñador de modas, de alta costura y
que, vista a la más alta aristocracia europea, Reynolds Woodcock. De pronto,
esta película tiene sus momentos aletargados, densos, pesados, que hacen que
perdamos por donde va el zurcido invisible de su mente a tal grado que le
empezamos a perder el interés, y de pronto otra vez el personaje nos pide voltear
a verlo, a prestarle atención ¿es esa la intención del director, a sabiendas
que el enfrentarse con estos perfeccionistas en el día a día también nos aburren,
pero también los admiramos al mismo tiempo?
EL HILO FANTASMA (nominada a
mejor película, actor, actriz de reparto, y ganadora a vestuario en los Oscares
2018)
(PHANTOM THREAD)
Dirige y escribe: Paul Thomas Anderson
Con: Daniel Day-Lewis, Lesley
Manville, Vicky Krieps
Produce: Annapurna Pictures, Focus
Features
En inglés y francés
Reino Unido / Estados Unidos,
2017
130 min.