Por
Abel Olivares R
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Fue a inicios de siglo que en
la ciudad de México existía un canal de televisión, sin rumbo ni dirección pero
que entretenía por su contenido musical, su única programación eran video clips
de artistas internacionales, uno tras otro, sin comerciales, sin conductores,
sin nada, sólo música y eso era muy bueno. Un buen día, haciendo nada, así es,
ya que me encontraba en la búsqueda de empleo, inició un video que, desde sus
primeras armonías de platillos de la batería, el bajo y la voz cantante con un
dejo de desolación y nostalgia atrapó mi atención, más aún cuando los que
tocaban eran caricaturas, sí, un grupo en dibujos animados.
Ese fue mi primer contacto con
Gorillaz. Pasa el tiempo, el empleo al que ingresé me demandaba escuchar a
todas horas y a todo momento música de distintas emisoras, en una de las cuales
escuché una canción que otra vez robó toda mi atención, me concentré en ella,
cada nota, me envolvió, y es que veníamos arrastrando pura música plástica, de
fórmula desde los noventas, y escuchar desde esas primeros acordes del “organito
que funciona soplándole”, o sea la melódica, era una bocanada de aire puro,
19-2000, por su puesto corrí a comprar el disco G-Sides. Se convirtió en uno de
mis discos favoritos de la vida.
Casi veinte años después, ya
establecida, y habiéndose convertida en una de agrupaciones emblemáticas de
nuestros tiempos, referente para el mundo, llega “Reject False Icons” un
documental dirigido por Denholm Hewlett. Este trabajo fílmico abarca tres años
de procesos de producción, después de cinco que no trabajaban juntos, esto para
los discos “Humanz” y “The Now Now”, para mi gusto las producciones más
complejas pero interesantes que han realizado al momento.
El documental muestra varias
facetas de la banda británica. Por un lado la compenetración que tiene Damon
Albarn, creador y creativo de Gorillaz, (y líder de Blur), hacia el regreso de
este proyecto musical, pero debían regresar con ideas ya en mente, sólo había
que concretarlas y darles forma, vemos también la pasión con el que saca
adelante este trabajo, la interacción con la gente, el ángel y carisma que
tiene, esto hace que la unión aparezca de inmediato entre cada miembro, entre
cada músico, además de conseguir grandes colaboraciones.
Y es que no sólo vemos cómo
graban, cada canción, sino también vemos la dirección que toman los discos, vemos
a Damon como si fuera un pintor ante un lienzo, tomándose su tiempo para conseguir
las armonías deseadas, los instrumentos perfectos para captar los sonidos
buscados, explora para conseguir locuras ambiciosas.
El documental no sólo se queda
en el punto de la producción musical, sino en su ejecución, es por ello que también
las cámaras los siguieron durante la gira mundial más grande que habían tenido,
gira que por cierto tocó ciudad de México en el Palacio de los Deportes en el
2018; en dichas imágenes, en Europa, Asia, Estados Unidos y Latinoamérica,
vemos muchos fragmentos de intimidad de la banda, de la pasión que le meten y
las locuras que hacen arriba del escenario.
Creo que este documental
arriba a momentos de introspección necesarios para cualquier artista que se
jacte de serlo, un tributo para ellos mismos, pero también un agradecimiento a
todos sus fans. Es trabajo cinematográfico que más allá de informar, o
sorprender, complace, satisface y da la mano a cada persona en la sala. Es para
todos los gustos porque si no conoces de la legendaria banda esta es una gran
oportunidad de expandir tu visión musical y sepas que así también se hace
música.
Así es como pude conocer mucho
mejor a Gorillaz, una de las primeras agrupaciones con las que tuve contacto
musicalmente hablando en mi colección de artistas favoritos.
GORILLAZ:
REJECT FALSE ICONS
Dirige:
Denholm Hewlett
Produce:
Eleven, Gorillaz Productions, Warner Music Entertainment
Reino
Unido, 2019
En
inglés, 95 minutos