Viejo, mi querido viejo… Señora, señora, señora… Cuántas veces escucharemos estas palabras dedicándolas a aquéllos que por fortuna los tenemos a nuestro lado desde que tenemos uso de razón, y que más afortunados somos por tenerlos por muchos años. A Dios, o a la vida o a quien crean ustedes, le agradecemos que nos duren muchos años más.
Todos sus abrazos, sus sueños depositados en nosotros. Sus palabras de apoyo cuando más tristes estamos, todas sus sonrisas cuando hicimos algo gracioso. Sus reglas no han sido en vano puesto que ahora que somos adultos las aplicamos, o gracias a ello podemos salir, o mejor aún, evitar problemas. En fin tantas cosas que esas personas a las que llamamos padres solo podemos tenerle agradecimiento, sin mencionar amor por todo lo que hicieron por nosotros sus hijos.
Pero mientras tanto ¿qué? Es decir, mientras que estamos en la escuela, en el trabajo, con nuestros amigos, mamá y papá se quedan en casa. Pocas son las veces en la nos detenemos a adentrarnos en su alma cuando se quedan solos esperando nuestra llegada o nuestra llamada. ¿Acaso su vida se detiene en el hecho de preocuparse únicamente por sus hijos? Pienso que al haber pintando canas o mostrar sus arrugas en el rostro no es el final del camino, tristemente somos tan egoístas que no los empujamos a pensar en ellos mismos.
El decir que es un anciano no es despectivo, no significa que sea un bulto o un estorbo. Así como nadie nos prepara para ser padres, o esposos, o amigos, nadie nos prepara para ser viejecitos. ¿Qué hacer con los años que llevamos encima? ¿Hay que dedicarse a preocuparse no sólo por los hijos sino también por los nietos y ya? ¿Esa es la única función de las “cabecitas blancas”? ¿Y qué tan que nos toca una familia mal agradecida dejándonos en el abandono del hogar o en el exilio de un asilo? ¿Ahí se acaba la vida? ¿Entonces para qué seguir vivos si nuestra misión en la Tierra a concluido? Como alguna vez dijo la actriz Amparo Arozamena en sus últimos años de vida “yo sólo estoy esperando a que Dios me lleve a su lado y a lado de mi marido, yo ya no quiero estar aquí” (sic).
NO. La vida no acaba en el momento en que uno se pensiona. No acaba cuando los nietos ya se valen por sí mismos. No se acaba al ver partir a nuestros seres queridos y uno sigue aquí. Pero insisto ¿qué hacer con los años de experiencia vivida? ¿Para qué seguir vivos si todo es tan igual ya no pasa nada? Estas preguntas se la hacen hombres y mujeres por igual en una etapa invernal de la vida y más aún cuando no hay nadie que les de motivos para crearse a sí mismos nuevas actividades, nuevos sueños, proyectos, deseos. “¿Pero para qué hacer cosas si ya me voy a morir?” se han de preguntar algunos. Tú que estás leyendo estas líneas, es importante que recuerdes que tu papá, mamá, o abuelos, o tíos, toda la gente que veas ya arriba de los 65, 70, u 80 años, más allá der gente, o seres humanos, también son INDIVIDUOS, como tú y como yo, como tales, ahora más que nunca, deben pensar en ellos mismos, debemos ayudarles a que piensen en ellos mismos, que se cuiden en sí mismos, valorarse, quererse. Debemos hacerles entender que no todo es familia. Debemos enseñarles que el objeto de su afecto no es únicamente el cariño hacia sus seres cercanos, sino que también existen ellos mismos. Que son seres independientes, por tanto aún valen y pueden realizarse a través de muchas cosas. (Claro, estoy hablando de personas que todavía están dotados de sus cinco sentidos) Sólo es cuestión de brindarles nuestro apoyo, comprensión, auxilio, amor y respaldo para que lo entiendan.
Esto viene a colación de la cinta TODA UNA VIDA del director (Mike Leigh) en donde divide su obra en cuatro partes, justamente en las estaciones del año. Es una historia de un grupo de personas que ya han alcanzado esa edad en la que se supone ya no tienes por qué luchar, es decir la tercera edad. Podemos apreciar cómo a través de los diálogos, entablan pláticas que podrían parecer hasta insulsas para todos nosotros, hasta podríamos decir ¿y a mí qué me importa si quiere un carro o no, si le dio los buenos días a alguien, si su amigo ya no lo visita? Pero es por medio de esas palabras de esas pláticas que podemos aquilatar el significado que tienen para ellos, cuán importante es que se compre un carro, si un señor le guiñó el ojo, si el funeral fue hermoso, si poseen un huerto, si su hijo no ha tenido novia, si le encanta el vino. Es a través de sus reuniones que sostienen a lo largo de un año (lo que transcurre en la película), cómo hay tantas manera de enfrentar la senectud, quién y por qué se rinden ante la vida, quién y cómo aún encuentran el lado positivo de la misma.
Toda una vida es la que han experimentado nuestros padres, ahora nos toca a nosotros no cuidarlos, si no de alentarlos a que la vida no termina hasta el último rayo de sol.
TODA UNA VIDA
(ANOTHER YEAR)
Dir. MIKE LEIGH
Escribe: MIKE LEIGH
Con: JIM BROADBENT, RUTH SHEEN, LESLEY MANVILLE
Produce: FOCUS FEATURES INTERNATIONAL, FILM 4
Reino Unido
129 min.